La ridiculez de los tiranos: Tamburlaine the Great, de Christopher Marlowe

Guerreros de las estepas. www.mubi.com
Tamerlán, descendiente de Genghis Khan, surgió de Asia central para arrasar con el imperio persa y otros estados medievales. Marlowe lo usa para hacer un retrato inmisericorde de la tiranía.

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TAMBURLAINE THE GREAT. Christopher Marlowe. En The Complete Plays. Penguin. London, 2003 (1587-1588). 172 pp.

Cuando se estrenó, el par de dramas históricos que conforma esta obra causó sensación por su carácter innovador frente a las piezas moralizantes de la época. Es una celebración agresivamente erudita del poder, que representa a la ambición como una necesidad corporal, con orígenes y resonancias cósmicas. Como su héroe, es una historia dominada por el exceso, la hipérbole y algunas escenas cómicas. En la primera, el rey persa Mycetes, un tonto, es destronado por su hermano Cosroes, al tiempo que desde las estepas del norte avanza el implacable Tamerlán (1336-1405), nuevo Azote de Dios, quien va devastando los territorios del imperio hasta el mismo Egipto, donde toma prisionera a la joven y bella Zenócrate, hija del califa. La retórica superlativa del conquistador se muestra en las promesas que le hace:

Sobre un trineo de marfil, tirado por ciervos blancos como la leche,

Serás conducida entre los charcos helados,

Y escalarás las altas cumbres de montes níveos,

Que se fundirán ante tu belleza.

¿Qué puede haber pensado una princesa del Nilo ante esas imágenes heladas, dominadas por un color blanco ajeno a su entorno?

Retrato de Christopher Marlowe (1564-1593). Wikipedia.

Cuando Theridamas, general persa, llega para conminarlo a rendirse, es Tamerlán quien lo convence de pararse a su lado, mostrándole su inmenso y disciplinado ejército Más aún: ofrece su ayuda a Cosroes para terminar con Mycetes, con la promesa de dejarlo como rey-vasallo. En una escena cómico-patética, Tamerlán sorprende a Mycetes tratando de esconder su corona, lo que suscita una conversación ridícula entre el astuto guerrero y el rey-bufón tonto. Eventualmente Tamerlán engaña también a Cosroes, y a su muerte asume el trono persa, con todo y tesoro y ejército. Todo está puesto para que termine de apoderarse del imperio.

Tamerlán. www.buscabiografias.com

En el tercer acto se introduce a Bajazeth, el sultán otomano, y a los pachás de Marruecos, Fez y Argel, derrotados por Tamerlán en un conjunto de escenas que incluye situaciones tan embarazosas como un pleito a golpes entre reinas, y una circunnavegación que pasa por México… en el siglo XIV. La siguiente etapa es el sitio de Damasco. Tamerlán se va volviendo más y más cruel e inmisericorde: niega a Zenócrate preservar el califato de su padre, ejecuta a las vírgenes que le suplican clemencia, y enjaula a Bajazeth y su esposa, atormentados de manera repugnante y “cómicamente” humillados, hasta que se suicidan. Finalmente se apiada de Zenócrate, se casa con ella, la corona reina de Persia y perdona a su padre.

En la segunda obra Orcanes, rey de Anatolia, concluye un acuerdo de paz con Segismundo, rey de Hungría, para enfrentarse a Tamerlán. Al mismo tiempo Callapine, hijo de Bajazeth, soborna a su carcelero y se rebela. Ha pasado el tiempo y Tamerlán tiene tres hijos adolescentes con Zenócrate. Ante la insistencia de su padre, que los quiere convertir en asesinos de masas, el mayor se rehúsa cómicamente a aceptar el machismo enloquecido de Tamerlán quien, con sus otros dos hijos, realiza actos de crueldad dignos de sicópatas.

Campañas e imperio de Tamerlán. Wikipedia.

Pero todo en esta vida llega a su final: los reyes de Buda y Bohemia se rebelan, atacan y matan a Orcanes; Zenócrate muere; Tamerlán asesina a su hijo mayor y se dirige a Babilonia, donde termina de enloquecer: se deifica, desafía la autoridad de Mahoma y quema el Corán, pero poco después cae enfermo y muere.

Esta descripción fársica y sanguinaria del poder sin límites que desquicia tiene extraños paralelos con Emperador y Galileo, el drama de Ibsen posterior en tres siglos, que leí recientemente. Ambas advierten sobre la soberbia del poder de una manera que resalta la ridiculez de los tiranos con fuerza satírica y dramática.

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