LA VORÁGINE. José Eustasio Rivera. Planeta-Agostini. Barcelona, 1985 (1924). 286 pp.
Es una pena que Rivera haya muerto tan joven, dejando esta única novela, que se constituyó rápidamente como un clásico de la literatura colombiana y latinoamericana. Es un relato tremendo, inmisericorde y salvaje como la región en que se desarrolla; es extraña y demencial como sus personajes. En él, el trasfondo geográfico y biológico refleja e influye en el psicológico, social y cultural. Forma y fondo están en una discordante armonía: lenguaje, personajes y entorno son coherentes entre sí, en su condición estrafalaria. Es la novela de la selva.
La componen los papeles de Arturo Cova, quien comienza yendo al grano: “Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia”. Cova es un poeta conocido que, aunque dominante, anhela el Amor Ideal y cree encontrarlo en Alicia, un amor prohibido. Huyen juntos, pero muy pronto ambos experimentan dudas, remordimientos y hastío aunque, perseguidos (y peleados), siguen adelante. Ella le confiesa que no lo ama y que huyó con él para evitar que la casaran con un viejo rico.

En Casanare, en la Orinoquía, se encuentran a Don Rafo, viejo amigo del padre de Arturo, quien se ofrece como guía, y descubren que Alicia está embarazada. Cruzando llanos pantanosos van a dar al rancho de Fidel Franco y la Niña Griselda (que no es ninguna niña, sino una lagartona). La comarca está acosada por Barrera, un enganchador fraudulento que va por doquier, engañando y corrompiendo para llevarse trabajadores a las infernales plantaciones de caucho (más o menos por la época en que Roger Casement denunciaba los abusos inhumanos de los caucheros). Mientras Cova y Griselda comienzan un peligroso romance, Fidel, Rafo y él entran en un negocio riesgoso con el señor Zubieta, que les fía unos toros para que los vendan. Poco a poco, entre celos y alcohol, Cova va enloqueciendo.

Los hombres se van al rancho de Zubieta, donde Cova tiene un nuevo romance, ahora con Clarita, la puta venezolana amante de Zubieta. Barrera es un adulador abyecto, estafador y traicionero; el negocio de reses es una simulación, y pronto se desata una balacera con muertos, y en la que Cova resulta apuñalado en un brazo. Alicia y Griselda deciden irse con Barrera, Fidel quema su casa y provoca un incendio atroz en la pampa. No hay vuelta atrás: en compañía de Correa, hijo de la criada de Fidel, y de El Pipa, otro sujeto, Fidel y Cova se van a la selva en busca de sus mujeres. En fuga hacia las caucherías, llegan al río Vichada; cruzando una enorme parvada de garzas: “A nuestro paso se encumbraba en espiras la nívea flota y, tras de girar con insólito vocerío, se desbandaba por unidades que descendían al estero, entrecerrando las alas lentas, como un velamen de seda albicante”.

En un campamento de indios desnudos y primitivos, que creen que Cova tiene poderes sobrenaturales, tienen una bacanal. Luego aparece Helí Mesa, antiguo empleado de Fidel, quien les cuenta la esclavización de los enganchados por Barrera, y la historia de la “indiecita Mapiripana”, diosa de las aguas y el silencio. Prosiguen su viaje por la selva enloquecedora, entre naufragios, indios muertos, pleitos, alucinaciones y catatonia. En una cueva junto al río, encuentran al viejo Clemente Silva, quien ha estado en Yaguanarí, donde Barrera tiene a Griselda y Alicia. Silva les cuenta su horripilante historia en las caucherías, en busca de su hijo.

Con Silva continúan el viaje, con Cova débil y enloquecido, huyendo de las tambochas (hormigas invasoras), hasta que van a dar al campamento de Vácares, capataz de caucheros y la letal Madona Zoraida, una vampiresa y traficante de esclavos. Allí está Ramiro Estévanez, antiguo amigo de Cova, quien les narra el asesinato (histórico) de Roberto Pulido, gobernador de San Fernando Atabapo, en la “noche de los machetes”, el 8 de mayo de 1913. Cova empieza entonces a escribir estas memorias. Luego llega un barco con caucho robado, en el que viene Griselda.
Hay que huir de allí y buscar a Alicia, pero ello requerirá complejas estratagemas y una noche de violencia homicida, antes de ir al Río Negro a encontrarse con el destino.
Una novela que, como los personajes, se va sumiendo la completa confusión moral, tragada por la selva caliente, húmeda, insalubre e insaciable, un tour de force retórico y psicológico, sin concesiones.
2 respuestas
Realista, cruda, retrato aun fiel de distintos l.ugares en Latinoamérica, imperdible de la Literatura Hispanoamericana
Como siempre, agradezco tus artículos. Me quedo reflexionando y en este caso con el ánimo entre asombrado y triste. Gracias Guillermo.