WOLF HALL. Hilary Mantel. Picador. New York, 2010 (2009). 604 pp.
Mantel elige un vehículo original y provocador para narrar la historia íntima del reinado de Enrique VIII, y en particular la del ascenso de Ana Bolena al puesto de reina de Inglaterra: la biografía novelada de Thomas Cromwell (tío abuelo del futuro decapitador de Carlos I y Lord Protector, Oliver Cromwell). Original y provocadora, porque a este Cromwell suele retratársele como villano y no como héroe, en el recuento de esos turbulentos años. Hijo de un herrero borracho y golpeador de su familia, Cromwell huye joven a Europa, donde prospera y se hace de contactos importantes, convirtiéndose en abogado y exitoso agente de negocios, con un aura de misterio y leyenda negra. Regresa a Inglaterra y recluta entre sus clientes al poderoso e impopular Cardenal Wolsey, canciller del reino, quien lo absorbe en sus intrigas políticas. Cromwell se convierte en su mano derecha y, en su hora de desgracia, en su intermediario con el rey y la corte, dominada cada vez más por Howard, duque de Norfolk, y sus parientes, los ambiciosos Boleyn.
Con su astucia y mezcla de habilidad, insolencia y lisonjería, Cromwell va llamando la atención del rey, quien cada vez lo escucha más y le encarga asuntos. De manera paralela, la peste le arrebata a su adorada mujer y a sus hijas, a partir de lo cual construye una familia sui generis, con lo que queda de su familia política, su hijo y varios entenados. Lejos del retrato usual de Cromwell como un arribista sin escrúpulos, la novela nos lo presenta como un hombre bueno, de familia, leal y generoso, que navega por procelosos mares con inteligencia y temple. Toda esta historia se inserta en la otra, muy conocida, del divorcio del rey, a causa de la “incapacidad” de Catalina de Aragón para darle un heredero varón. La obsesión de Enrique absorbe a Cromwell, quien termina convirtiéndose en el principal operador de la intriga internacional. Esto le gana el favor del rey, pero también muchos enemigos.
Poco a poco cobra relevancia en el relato personaje que, al contrario, suele ser el héroe y víctima, y que aquí aparece como un fanático, ególatra y antipático: Thomas More. A pesar de que Ana Bolena lo odia, Cromwell la hace reina pero, como se sabe, sus problemas comienzan desde antes de la coronación. Enrique logra todos sus propósitos con la ayuda de Cromwell, quien quita del camino a sus enemigos, desde personeros de Carlos V hasta falsas videntes azuzadas por la oposición católica. Cuando la novela termina, Cromwell está en el pináculo de su vida política, pero los nubarrones empiezan a formarse en el horizonte.
Narrada en primera persona, la novela tiene un gran poder de penetración en los personajes, sobre todo en el fascinante protagonista, un hombre complejo pero pragmático, a veces brutal, pero siempre a favor de las soluciones negociadas y pacíficas: un verdadero hombre de Estado que, por azares del destino, sirve a causas no muy encomiables. La recreación de la época es magistral, y el relato se lee como una novela de aventuras, ágil, con excelente manejo de la trama y las situaciones, que logra mantener el interés, la tensión y la expectación en una historia harto conocida.
Muchos personajes, mucha intriga, descripciones vívidas y realistas, excelentes diálogos que pintan de cuerpo entero a cada uno de los participantes en esta saga sórdida y cruel de ambición, traición y violencia. Magnífico ejemplo de novela con trasfondo histórico, habrá que leer la secuela, Bring Up the Bodies.
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A