La verdadera historia universal: Star Maker, de Olaf Stapledon.

La nébula Cabeza de Mono. una incubadora de estrellas en la constelación de Orión, a 6,400 años luz. Imagen del telescopio Hubble. www.theatlantic.com
La buena ciencia ficción puede ser un vehículo ideal para la reflexión filosófica y humanística. Esta obra lo demuestra con creces.

Comparte este artículo

STAR MAKER. Olaf Stapledon. Reading Essentials. Victoria, BC, s/f (1937). 172 pp.

Esta obra (más larga de lo que el paginado electrónico indica) es en realidad un tratado de filosofía disfrazado de novela de ciencia ficción. El Prefacio es muy importante, dada la fecha de publicación. En él, Stapledon insiste en que su libro no pretende ignorar la crisis existencial de la humanidad, que dos años después estallaría en la guerra, sino poner la vida humana en un contexto infinitamente más amplio: la historia del universo en su totalidad.

Una noche, en un suburbio de Manchester, el narrador sube a una colina y contempla el firmamento, mientras abajo duermen en casa su esposa e hijos. Los ama. Pero siente una gran y amarga inquietud. Al concentrarse en una estrella, siente una forma de espiritualidad, de reverencia, pero su intelecto, al ir más allá, descubre solamente oscuridad: ningún Hacedor de Estrellas, ningún Poder o Amor universal. Y, sin embargo, su corazón siente algo. Ese amor, imperfecto pero real, ¿no es en sí mismo significativo? ¿No prueba que el amor es indispensable en el cosmos? Quizá no, quizá no es garantía de nada más que de su propia, imperfecta, validez y necesidad.

Olaf Stapledon (1886-1950). Wikipedia.

De pronto, en espíritu, comienza a ascender al espacio, hasta que pierde de vista las marcas de la humanidad: “Una aguda hambre me poseyó entonces, no de aventura, sino de conocimiento sobre el significado de la humanidad”. Después de mucho vagar por el cosmos, llega a La Otra Tierra, un lugar con mucho más océano que tierra, con una atmósfera más ligera. Como hará en otros planetas, se introduce en las mentes de los habitantes, que son “humanos” pero muy diferentes. El sentido del sabor es el más importante; tienen papilas gustativas en manos, pies y genitales, y hay un “racismo gustativo”. Esta civilización ha pasado por largos períodos de esplendor y decadencia: actualmente se encuentran obsesionados con la realidad y el sexo virtuales, que llegan en forma de ondas de radio. Las graves enfermedades mentales que padecen son prueba de que el avance tecnológico no hace la felicidad.

La nébula Carina. Imagen del Hubble. www.cnet.com

A lo largo de mucho tiempo, explora otros planetas habitados por seres inteligentes, pero no humanos ni necesariamente exitosos: “no debe suponerse que el destino usual de las razas inteligentes de la galaxia es triunfar”. Hay un planeta que juega un papel crucial en la historia del universo, poblado por equinodermos; otro por nautiloides; otros con parvadas de aves que se comunican por telepatía magnética, y son “seres compuestos”: mentes individuales en cuerpos múltiples. En planetas inmensos, con gravedad extrema, sólo pueden sobrevivir insectos o gusanos. En otros hay plantas-animales, vegetales que se desplazan. Toda civilización pasa por crisis espirituales, que facilitan luego la integración mental. En todos los casos, la industrialización es fuente de confusión moral, división social, codicia y guerra.

Eventualmente conoce a un filósofo, Bvalltu, y a ellos se les unen muchos otros seres; juntos viven experiencias individuales registradas por una sola mente comunitaria y expandida. Conforme muchas civilizaciones “avanzan”, hay una época de guerras imperialistas, de la que rescata al universo una de las culturas más sensatas, producto de la exitosa simbiosis entre ictioides y aracnoides.

Equinodermos. Wikieducate.

El capítulo X, “Una visión de la galaxia”, es fundamental, una historia completa de la galaxia en que vivimos, con sus altas y bajas, que representa un esfuerzo monumental de imaginación y poder creativo. En algún momento comienza a ocurrir una serie de desastres misteriosos: las estrellas explotan y los mundos inteligentes desaparecen. ¿Es accidental, o provocado voluntariamente por estrellas con vida propia, inmanente? Esta pregunta lo lleva a una investigación sobre la anatomía, fisiología y evolución de las estrellas. Las explosiones parecen ser causadas por interferencia planetaria. Entonces llega la Simbiosis: el cosmos envejecido se acerca a su muerte, una muerte dignificada por una gozosa aceptación, una tarea común. Lo comunitario comienza a influir en las galaxias. Es entonces cuando llega el Momento Supremo del Cosmos: “Yo, la Mente Cósmica, estoy por un instante en presencia del Hacedor de Estrellas, una experiencia indescriptible”. No experimenta Amor, sólo la Creación, el Azoro. Es suficiente con haber sido creado, haber experimentado una parte de ese infinito poder creador. Eso es todo.

Explosión estelar masiva. en.hespress.com

Describe luego la biografía del Hacedor de Estrellas, en sus modos eterno y creativo: infancia, maduración y aprendizaje de cada universo sucesivo; el nuestro es una obra de su madurez, pero todavía no lo suficiente. Habrá otros universos después del nuestro. El Hacedor “sabía que su creatura, aunque imperfecta… es de alguna manera más real que él mismo. Porque, además de este esplendor concreto, ¿qué era él sino una mera potencia creativa?”. El Hacedor está más allá de juicios morales, es pura contemplación, y sin embargo el narrador se rebela contra este frío tirano, en solidaridad con los seres sufrientes.

De regreso en la Tierra, no le queda sino la comunidad, el amor y la lucha contra el Mal.

¿Te gustó el artículo?
Déjame un like
Comentarios del artículo

Un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Sobre el Escritor

Otros artículos