ALL SOULS’ RISING. Madison Smartt Bell. Vintage. New York, 2004 (1995). 544 pp.
Primera parte de la Trilogía de Haití, esta es una novela muy ambiciosa, que exigió una investigación profunda y comprehensiva. Su mérito literario, desde luego, no reside en eso, sino en la precisión, riqueza y cambios de ritmo de la prosa, así como en la manera en que Bell funde la trama ficticia y los procesos históricos de los comienzos de la guerra de independencia en Haití, a fines del siglo XVIII. La acción se desarrolla entre agosto de 1791 y junio de 1793, sobre todo en el norte de Haití, en los alrededores de Le Cap (hoy Puerto Haitiano), y en la zona fronteriza norte con República Dominicana, entonces una colonia española poco poblada en el interior. Algunas secciones nos remiten a 1802, año de la muerte de Toussaint Louverture en una prisión francesa.
El marco sociopolítico es crucial: en Francia se desarrolla la Revolución, con sus cambios de facciones, guerra civil y con otras naciones, y constantes señales encontradas sobre el gobierno de la colonia. Hay cuatro grandes grupos sociales. Los grand-blancs son los terratenientes y dueños de esclavos, realistas por supuesto. Los petit-blancs son europeos (artesanos, empleados, comerciantes) que vacilan entre apoyar la revolución o buscar privilegios. Los mulatos son el grupo emergente: algunos de ellos tienen tierras y esclavos, pero no derechos políticos. Finalmente, la gran masa de esclavos africanos, oprimidos (a veces con un sadismo repugnante) y, naturalmente, deseosos de libertad y venganza, la gran mayoría. El relato muestra a algunos esclavos que, al ver la anarquía y la matanza desatada por la insurrección, se oponen a ella, aunque más tarde la apoyarán al vislumbrar su triunfo.
Los mulatos y los petit-blancs son enemigos mortales. Los esclavos, aunque de diferentes orígenes, practican una religión común, el vudú, que juega un papel determinante, pues fue en Bois Cayman, justamente en una ceremonia vudú, donde comenzó la insurrección. Como no podía ser de otro modo, la novela es violentísima, gráfica en cuatro o cinco descripciones de una violencia extrema, demencial y grotesca. Los odios no tienen límite, al ser provocados por una práctica execrable y deshumanziante como el esclavismo.
La novela tiene tres tramas principales (con numerosas subtramas que se enlazan con las primeras). Una es la historia del Dr. Hébert, un joven soltero que llega de Francia a buscar a su hermana. Cuando da con la hacienda, encuentra que Elise está desaparecida; el marido muere a los pocos días. En busca de noticias, Hébert se adentra en el país, justo cuando se prepara la rebelión, por lo que estará involucrado directamente en ella, primero al lado de los blancos, luego como prisionero de Louverture, y después de su liberación en los días de terror de Le Cap, tratando de huir a la estancia de su hermana junto con Nanon, una cortesana mulata, y el hijo de ambos. Las peripecias espeluznantes de Hébert, además de estar narradas con maestría, profundidad y color, mos permiten ver el movimiento desde la perspectiva de un extraño a esa sociedad. Hébert es un personaje notable, un francés ilustrado y liberal, de clase media, a quien le repugna la conducta de sus compatriotas, comprende la decisión de los esclavos, se interesa por entender su cosmovisión e incluso se enamora de la mulata, pero todo ello no le impide horrorizarse y condenar los violentos excesos de los esclavos, que violan, torturan y matan niños y mujeres. Hébert está preso en el infierno y se rehúsa a quedarse ahí.
La segunda es la historia de Riau, narrada en una confusa primera persona. Riau es un esclavo recién llegado de Guinea, pupilo de Louverture, pero convertido en marron, o esclavo fugitivo nómada. Estas bandas deambulan por lo más inaccesible de las sierras con ocasionales incursiones en las haciendas. La mirada de Riau nos muestra el alma de los esclavos, su vida religiosa y su odio por los esclavistas.
La tercera es la vida del propio Louverture, nacido en Haití, quien ha llegado a ser el esclavo de mayor rango en una hacienda que tiene fama de tratar “bien” a los esclavos. Louverture es la mano derecha del hacendado, sabe leer y escribir y es cristiano (o se supone). Es, por tanto, el líder ideal para el complot que desata la guerra. Buscando un enemigo común, para unificar a grand-blancs, petit-blancs y mulatos, un grupo de hacendados decide montar una insurrección simulada, que ellos mismos controlarán. Compran armas a contrabandistas de Santo Domingo y se las dan a un grupo de escalvos que creen “leales”. Estúpida idea, desde luego. En cuanto se tiene noticia del movimiento, en todas las haciendas se desatan el caos y la destrucción, una guerra larga y extremadamente violenta, en la que quedan atrapados los personajes. De éstos, por cierto, hay muchos interesantísimos: Maltrot, el cerebro del complot; su hijo bastardo Choufleur, un mulato enfermo de odio y rencor; Nanon, la cortesana mulata; el padre Bonne-Chance, un cura liberal entrañable y heroico; Arnaud, el peor tipo de esclavista; Mme. Arnaud, que enloquece (un personaje shakespeariano, incontenible); Mme. Cigny, una francesa adúltera, cínica y compleja; así como los otros líderes de la rebelión. Una novela fascinante.
Un comentario
Interesantísima la manera en que vas construyendo la narración de Haití, y sus luchas, como uno de los exponentes de la esclavitud y nos llevas a intentar imaginar el odio acumulado.