Síntesis gozosa de la Ilustración: Manuscrito Encontrado en Zaragoza, de Jan Potocki.

Entrada a una cueva en Sierra Morena. www.turismodeobservacion.com
Podría decirse que esta obra enredada y divertida es el Decamerón de la Ilustración, un compendio cultural formado por historias cruzadas, con diversos estilos y tonos.

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MANUSCRITO ENCONTRADO EN ZARAGOZA (versión de 1810). Jan Potocki. Acantilado. Barcelona, 2009 (1810). Edición de François Rosset y Dominique Triare. Presentación de Marc Fumaroli. Traducción de José Ramón Monreal. 795 pp.

La historia editorial de esta obra asombrosa es sumamente accidentada, al igual que la vida de su autor, el conde Jan Potocki (1761-1815), un noble polaco que escribió en francés. Educado en Suiza, fue oficial del ejército, caballero de Malta, viajero infatigable, masón, revolucionario, etnólogo, lingüista, historiador y novelista. Su vida es una de las más fascinantes del paso del siglo XVIII al XIX. Esta novela polifónica al extremo tiene tres versiones muy diferentes: 1794, 1804 y 1810. La primera edición “completa”, pero no final, apareció en polaco en 1847; antes y después aparecieron versiones parciales, y no fue sino hasta el siglo XXI que salieron las versiones definitivas, gracias a la labor de Rosset y Triare.

Retrato anónimo de Jan Potocki (1764-1815).

Por ello, es indispensable el amplio estudio introductorio que acompaña a esta edición, escrito por ambos. Puede decirse que es la última gran obra literaria de la Ilustración, un balance intelectual, emocional y vital de ese período. La obra combina elementos góticos, aventureros, fantásticos, costumbristas, filosóficos, históricos, mitológicos y legendarios, todo con la impresionante erudición y el humor que caracterizaban a su autor. La novela pasa de lo absoluto a lo relativo. Su núcleo central (no es un pleonasmo, pues tiene varios) es un episodio en la vida de un joven educado en un código de honor llevado al absurdo. En la “ordenada” monarquía católica española, un recodo y unas cuevas en Sierra Morena (Andalucía) revelan su abigarrado y contradictorio pasado cultural, en un proceso de contraeducación para Alfonso van Worden.

Sierra Morena. www.andaluciarural.org

Está estructurada como muñecas rusas, con relatos dentro de otros relatos, con múltiples narradores, en un recorrido laberíntico a través de los innumerables estratos de nuestra cultura: “sí, todos los caminos son buenos, puesto que permiten llegar a la meta; el problema es que entre tanto la meta se ha vaciado de su sustancia”. Se llega a la Nada, pero con placer y diversión. Es, como se ha dicho, un summum y clausura literaria de la Ilustración: “frente a la confusa multiplicidad del saber, ¿cómo convertirse en un sujeto libre de comprender y elegir?”. La obra consta de seis “decamerones” que contienen 61 jornadas. Dentro de la historia de Alfonso está como marco secundario la de Avadoro, el jefe de los gitanos (que no es gitano). El relato principal transcurre en 1739, pero los insertos regresan al siglo XVII e incluso al XVI y XV.

Desde el principio se establece una atmósfera fantasmagórica. Alfonso, joven capitán de las Guardias Valonas, debe atravesar, camino de Madrid, una Sierra Morena infestada de bandidos y contrabandistas. Al desaparecer sus criados, Alfonso va a dar a Venta Quemada, tras pasar por el cadalso donde cuelgan los cadáveres de los hermanos Zoto, bandidos. Durante la noche se le aparecen dos musulmanas, Emina y Zibedea (que reaparecen varias veces). Éstas le informan que son sus primas y le cuentan la “Historia del Castillo de Casar Gomélez” (este último es el segundo apellido de Alfonso), una historia de los musulmanes, escondidos en la sierra tras su expulsión de España, donde viven clandestinamente. Tras pasar la noche con las dos (hay varios tríos sexuales en la novela), Alfonso despierta entre los dos cadáveres.

Lorenzo Quirós. Ornatos de la calle de las Platerías con motivo de la entrada de Carlos III en Madrid. Hacia 1763. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En depósito en el Museo Municipal de Madrid. www.barbararosillo.com

Aterrado, se refugia en una ermita (el ermitaño es otro personaje clave), donde escucha del protagonista la “Historia del endemoniado Pacheco”. Al salir, es apresado por la Inquisición y liberado por los hermanos Zoto, acompañados por Emina y Zibedea. Escondidos en unas cuevas, Zoto cuenta su historia, un relato de bandidos sicilianos. Aquí empezamos a sospechar algo: los hechos “sobrenaturales” que se narran, ¿realmente lo son, o tienen una explicación? Es la contraposición entre el gótico y la Ilustración.

Luego de las cuevas, Alfonso se hospeda con un cabalista judío y su hermana, Rebeca, y de ahí se va a convivir con los gitanos. Aquí la novela da un giro, pues a partir de ahora la historia-marco será la del jefe, Avadoro. A lo largo del relato de su vida, éste va insertando relatos de otros, que a su vez insertan más, de lo que resulta un festín de cuentos de lo más diversos: las historias de Giulio Romati y la princesa de Monte Salerno, un relato fantástico que luego involucra a Zoto padre y al propio Avadoro, al servicio de los jeques de Gomélez. La de Rebeca, una narración esotérica sobre la Cábala, el Libro de Enoc y la mitología bíblica y griega. Se engarzan después las historias de María de Torres (travestismo), su hijo Lonzeto y su sobrina Elvira; la del conde de Peña Vélez, virrey de la Nueva España; la aventura de Avadoro en la escuela de monjes y la aventura del robo de cadáveres en la que se enfrentan la medicina química y la física. El encierro de Avadoro en la cripta de la duquesa de Medina-Sidonia y la terrible historia de ésta, que involucra un asesinato misterioso y luego la historia de su padre, el marqués de Val Florida, un relato de infidelidad y envenenamientos.

Fotograma de la película homónima de 1965, de Wojciech Has. www.zendalibros.com

Escapado a Madrid, el joven Avadoro se hace mendigo (aunque se nota su origen acomodado). Entra al servicio de un hombre fracturado, Lope Suárez, cuya historia conocemos. Aquí entra en acción el infame e irritante entrometido Roque Busqueros, que será Némesis de Avadoro, y cuya historia picaresca es hilarante, involucrando además las historias de muchos otros personajes maravillosos, en una sátira por adelantado del incipiente Romanticismo, con asedios nocturnos, cartas e identidades falsas, la bastarda de un rey, y las andanzas de Frasquita Salero, el señor Cabrónez, el conde de Peña Flor y el de Toledo, y luego las de Hervás, un matemático ambicioso cuya historia es una sátira de la Enciclopedia. Su hijo es el Peregrino Réprobo, una narración con lujuria y satanismo.

Otro fotograma de la misma película.

Faltan muchas, todas diferentes y divertidísimas; hacia el final varios de los protagonistas se reúnen en las cuevas del lago secreto de los gitanos, donde aparece el maravilloso Geómetra Velázquez y su increíble historia, así como su Sistema del Universo. Ahí, Alfonso conocerá su verdadera historia y el destino de los árabes españoles. Una de las obras literarias más eruditas y deliciosamente demenciales de la literatura.

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