I, CLAUDIUS. Robert Graves. Vintage International. New York, 1989 (1934). 468 pp.
A través de Graves, Claudio, o más bien Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico, luego emperador de Roma, nos cuenta su historia, una historia de supervivencia precaria, en un mundo de asesinatos, intrigas, traiciones, falsedad y locos peligrosos. Enfermizo, cojo, sordo de un oído y tartamudo, Claudio es desde niño tímido, asustadizo y apocado. En consecuencia, todos lo creen irremediablemente estúpido. Todo el mundo lo rechaza, con excepción de su hermano mayor Germánico y su amigo Póstumo, pero incluso éstos lo tratan sólo como su pobre amigo protegido. Sus padres atienden sus necesidades, pero nada más. Su abuela Livia, el personaje más fascinante del libro, lo odia y desprecia. Todos los demás simplemente se burlan de él o lo ignoran.
Claudio, con su peculiar y ácido sentido del humor, nos cuenta la historia desde dos generaciones antes de su nacimiento. Al final de la guerra civil provocada por Julio César, Augusto resulta triunfador y se inaugura, de facto, como el primer Emperador de Roma. Livia, una mujer enferma de ambición y poder, se divorcia del abuelo de Claudio y se casa con Augusto. Así empieza una historia de centralización del poder, de envenenamientos y extorsiones, de un poder tras el trono, de una mujer que hace palidecer a Lady Macbeth. Livia es un portento: posee increíbles capacidades políticas y administrativas, hace una pareja perfecta con el noble, capaz y a veces ingenuo Augusto, que le consulta todo. Augusto es el policía bueno: es honrado y magnánimo, la cara amable del régimen. Livia hace todo el trabajo sucio, con dedicación y eficacia.
El imperio cesa por un momento en su empeño expansionista y se dedica a la tarea de consolidar sus fronteras y de fortalecer su aparato administrativo y su infraestructura. Predomina un espíritu de servicio a la patria y de sacrificio. Los héroes abundan, señaladamente Druso, el padre de Claudio, y luego Germánico, su hermano mayor y verdadero héroe de Roma. Ambos, como el abuelo, mantienen ideas de restauración republicana, lo que pagarán muy caro. Mientras todo esto sucede, Claudio crece callado y en la sombra. Poco a poco algunas personas, como sus dos amigos, sus dos esclavos y sus dos preceptores, se van dando cuenta de que el tonto de la familia es en realidad un tipo inteligente, observador, justo y gentil. Pero nadie más se da cuenta, lo que precisamente le salva la vida, pues nadie envidia ni siente que debe liquidar a un cojo tartamudo y tonto. Claudio se dedica a educarse y se convierte en un eminente lingüista e historiador, así como en un semi ermitaño que vive en su villa de Capua, lejos del mundanal ruido.
A los trece años, aún viviendo en Roma, Claudio se enamora de un ser angelical, su alma gemela, a la cual por suerte es prometido en matrimonio. Pero, por supuesto, el día de la boda la niña es asesinada y Claudio sufre una crisis emocional de la que nunca se recuperará. En adelante será objeto de matrimonios espantosos, con mujeres con las que no convive, viviendo en Capua modestamente en compañía de algunos fieles sirvientes y de las dos prostitutas sucesivas que son sus únicas y verdaderas amigas y amantes leales. Tras la muerte de Augusto llega el reinado del oscuro Tiberio, un político capaz, pero un enfermo sexual y degenerado, un títere de su perversa madre Livia, que progresivamente se convierte en un asesino paranoico y en un tirano intolerable.
Los años de Tiberio son para Claudio una época de grandes logros intelectuales y una pesadilla personal, pues uno a uno sus seres queridos son asesinados por Tiberio y Livia. Luego viene la debacle de Tiberio y su sucesión por el lunático Calígula. Sobrino de Claudio y bisnieto de Livia, que muere finalmente a los 86 años, Calígula comienza su reinado como un emperador benévolo y dadivoso. Pero un día, tras un mes de enfermedad, Calígula manda llamar a Claudio y le confiesa la verdad: Calígula es Dios. Un dios más poderoso que Zeus mismo. Lo que sigue es la historia enloquecida de un demonio vivo. Dispendio, negligencia, asesinato, orgías degeneradas y casi la quiebra del imperio. Al final, la turba asesina a Calígula y entroniza como emperador al sobreviviente máximo, al único hombre capaz, pero que no quiere ser emperador. Claudio es literalmente arrancado de su estudio y coronado Emperador de Roma.
Así termina la primera parte de esta historia fascinante, contada por un maestro de la historia y la narrativa. Livia, Tiberio y Calígula emergen como auténticos demonios, mientras Germánico, Póstumo y Claudio son personas íntegras – no perfectas – y admirables. “Tour de force” es poco para este libro, de los más sangrientos que he leído.
5 respuestas
Aunque disfruto leer sobre temas históricos, no es lo mío clavarme 500 páginas en la vida de un emperador romano.
Agradezco a Memo la reseña y creo que es todo lo que me interesa saber sobre el tema.
Qué buena reseña estimado Guillermo. Me engancha para la lectura de Yo Julia de Santiago Postequillo
To be continued?
Espero que sí!
Muy buena reseña, Memo. ¡Gracias!
De mis libros favoritos… lo leí hace mil años… volveré.