EL PRIMO BASILIO. José María Eça de Queiroz. Alianza Editorial. Madrid, 2004 (1878). 484 pp.
“Episodio doméstico”, reza bajo el título. Es eso, desde luego, pero también mucho más: un retrato, se diría que calle por calle, de Lisboa; análisis fino y lúcido de una moral sorprendentemente parecida a la nuestra, con sólo algunos detalles distintos; penetración profunda en la psicología de los personajes, que hace destacar a esta novela del vil culebrón que parece superficialmente y cuya trama, desnuda del profundo retrato de las mentes y las vidas, podría ser la de cualquier telenovela mala.
Jorge y Luisa son un matrimonio joven, bien avenido y sin hijos aún, de la clase media-alta de Lisboa. Ingeniero de minas él, empleado de un ministerio, y bella ama de casa ella. Tienen un círculo de amigos variopinto y cerrado, que se reúne los domingos por la tarde en su casa: Julián Zuzarte, médico fracasado y resentido; doña Felicidad de Noronha, cincuentona soltera entrada en carnes, dispéptica, gaseosa y y románticamente enamorada del Consejero Acacio; éste, viejo culto e ilustre, también soltero, que constantemente le da esquinazo a doña Felicidad; Ernestito, primo de Jorge y dramaturgo en ciernes; y Sebastián, el mejor amigo de Jorge, rico y soltero. Como muchos grupos de amigos de hoy, en este nadie tiene hijos.
La trama es compleja, pero su nudo es la reaparición en Lisboa de Basilio Brito, primo de Luisa y alguna vez su prometido, que regresa tras haber hecho fortuna en Brasil, desde donde rompió el compromiso varios años antes. Su llegada coincide con el comienzo de un largo viaje de trabajo que debe hacer Jorge. Basilio aparece y seduce a Luisa, provocando la tragedia en la que juega un papel crucial el personaje verdaderamente central de la novela, un portento de rencor (pero no sin fundamento), un ser humano real, no descrito sino creado, un ser aborrecido por el destino y la vida que se vengará de sus sufrimientos en una mujer débil y desorientada. La vieja Juliana ha cuidado abnegadamente a la tía de Jorge hasta el final y por eso éste se siente en deuda con ella a pesar de que Luisa la aborrece. Juliana es fea, seca, solitaria y pobre; nunca ha tenido suerte, ha sido burlada y despreciada, y odia a los ricos, a los patrones y en particular a la feliz y hermosa Luisa (quien a su vez, justo es decirlo, la maltrata). Esta criada contrasta con la cocinera, Juana, muchacha joven y atractiva que tiene suerte en el amor y disfruta su humilde vida.
Hay otra mala influencia para Luisa: su amiga de infancia Leopoldina, disoluta y desvergonzada que, aunque casada, va de amante en amante impunemente y en público, y cuyo trato Jorge ha prohibido terminantemente. Su ejemplo no ayuda cuando Basilio aparece. Es guapo y audaz, es rico y conoce el mundo, y despierta en Luisa una pasión malsana y culposa, pero irresistible. Las visitas constantes a Luisa provocan rumores en el insoportablemente entrometido y malicioso vecindario, y otorgan a Juliana la oportunidad de oro que estaba bsuscando para vengarse en Luisa de todas sus desdichas y de paso salir de pobre. Una vez que Juliana se hace con pruebas (unas cartas) de la infidelidad de Luisa, comienza a chantajearla con ayuda de una profesional que la aconseja. Poco a poco los papeles se van invirtiendo y llega un momento en que Luisa es la criada, esclava más bien, y Juliana la señora de la casa. Al mismo tiempo, la pasión de Basilio se va enfriando y finalmente se marcha a París, dejando a Luisa desamparada y endeudada, al punto de que llega casi a prostituirse para poder satisfacer las demandas de Juliana. Jorge regresa y todo parece volver a la normalidad, hasta que ocurre algo que encamina la historia hacia su final de tragedia griega.
En todo el enredo juegan papeles determinantes los miembros del círculo, y hacia el final comienza a destacar la figura del Consejero Acacio, una caja de sorpresas. Queiroz destaza a la sociedad lisboeta en toda su pequeñez, corrupción e hipocresía, sin dejar de advertir en cada personaje defectos, pero también virtudes. Una serie de errores de juicio y episodios desafortunados van cerrando la red en torno de Luisa, quien por pudor no pide ayuda a tiempo a la única persona que puede auxiliarla y guardar el secreto, ese personaje que está enamorado de ella en silencio (y acaso también de Jorge). Para cuando Luisa recurre a ese personaje clave, ya es tarde.
Maestría narrativa: lenguaje rico que borda el melodrama sin ceder, personajes y trama perfectos. Culebrón, pero de altos vuelos.
3 respuestas
Gracias estimado Memo por esta recomendación y sus referencias. Saludos.
La leeré sin duda. Me encanta escucharte cuando hablas de literatura, pero leer lo que escribes sobre ella es aún mejor.
¡Gracias Memo! Con tus excelentes reseñas y recomendaciones sigue aumentando mi lista de libros por leer.