
Una colección de campanas: La Azucena Roja, de Anatole France.
“No era una resolución: las resoluciones se cambian. Era más grave: un estado del espíritu y del corazón”.
“No era una resolución: las resoluciones se cambian. Era más grave: un estado del espíritu y del corazón”.
Este poema épico fijó en la mentalidad occidental, tanto como el Génesis, el mito de la Creación y la Caída, con audacia y humor sorprendentes.
Frost logró ser, al mismo tiempo, exaltado por la crítica y sumamente popular, algo raro entre poetas. Fue, además, un filósofo de la poesía.
Maqroll el Gaviero, tanto la saga como el personaje, son multifacéticos: poéticos y prosaicos; entrañables y no muy legalistas. Esta es la faceta picaresca, pero no frívola, de la serie.
En las antípodas de la ideología predominane en Estados Unidos hoy, Stafford se erige como vocero de otra forma de ver el mundo, una más amable y amplia, más reflexiva y solidaria.
«Nunca volvería a traicionar… a cambio de la ilusión de ser un servidor de las necesidades nacionales».
Pocas cosas han sido tan dañinas para la felicidad de los humanos, como los códigos de honor que van más allá de la ética y, sobre todo, de la comprensión y el perdón. .
Si bien la Historia con mayúscula se decide, casi siempre, en las altas esferas del poder, tiene efectos en las vidas de innumerables personas ajenas a esas decisiones. Aquí un muestrario de lo que ocurrió en Tanzania en el siglo XX.
Podría decirse que esta obra enredada y divertida es el Decamerón de la Ilustración, un compendio cultural formado por historias cruzadas, con diversos estilos y tonos.
La buena ciencia ficción puede ser un vehículo ideal para la reflexión filosófica y humanística. Esta obra lo demuestra con creces.