El Santo Olor de la Panadería: El Retorno Maléfico (Poesía Completa), de Ramón López Velarde.

Jerez, Zacatecas. www.lugaresturisticosenmexico.com
De la poesía romántica provinciana, de vírgenes y sacristía, a la gran urbe y la poesía casi abstracta, con sus buenas dosis de erotismo, López Velarde recorrió uno de los caminos más breves y fructíferos de la literatura mexicana.

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EL RETORNO MALÉFICO (POESÍA COMPLETA). Ramón López Velarde. Aldus. México, 1995 (1905-1921). 230 pp.

Bellísima edición de la obra poética completa de López Velarde (1888-1921), muerto a los 33 años, hace poco más de cien. La primera sección recoge sus poemas de la primera juventud, 1905-12. En general son poemas flojos, imitaciones del Romanticismo tardío como el de Manuel José Othón, uno de sus maestros literarios. No obstante, en ellos RLV ensaya diferentes metros (endecasílabos, décimas, sonetos alejandrinos, una extraña terza rima); en algunos, como “Al volver…”, el tono lastimero es aliviado por el humor. El catolicismo provinciano de su crianza es omnipresente, así como la idolatría por “Fuensanta” (Josefa de los Ríos), con un erotismo de parroquia (senos blancos y castos, etc.). Poco a poco, va insertando en la dicción romántica convencional imágenes originales (“el misterioso oído de los magos”).

La Sangre Devota (1916) ya incluye su sello distintivo: esas metáforas audaces y felices, como en “Viaje al terruño”:

Del esbelto campanario

salen y rayan los cielos

las palomas con sus vuelos,

cual si las torres, mi vida,

te dieran la bienvenida

agitando sus pañuelos.

Ramón López Velarde- www.biografiasyvidas.com

Otros poemas destacados de este volumen son: “En las tinieblas húmedas”, “La rima recóndita” (alejandrinos blancos, empieza a “modernizarse”), “Poema de vejez y de amor” (transfiguración erótico-mística de Fuensanta), “En la plaza de armas” y “A Sara”.

Su obra maestra es Zozobra (1919), en la que ya acusa la influencia modernizadora del Ateneo de la Juventud. El metro y la rima se hacen más irregulares, y los temas más escabrosos lo convierten en “traidor” al catolicismo de su mentor, Eduardo J. Correa. En “El viejo pozo” regresa a su natal Jerez: la casa paterna, Fuensanta, los abuelos, las talegas de plata de la tía en la guerra. En “No me condenes” pide perdón a María, la novia pobre de San Luis Potosí. En “Las desterradas” retrata a las provincianas que llegan a la capital huyendo de la Revolución. “Mi corazón se amerita” manifiesta su credo sentimental. “Memorias del circo” y “Tus dientes” son poemas perfectos, como “La estrofa que danza”, poesía casi abstracta con una peculiar estructura rítmica:

Guarismo, cuerda y ejemplar figura:

tu rítmica y eurítmica cintura nos roba a todos nuestra flama pura;

y tus talones tránsfugas, que se salen del mundo

por la tangente difícil de un celaje profundo,

se llevan mis holgorios al azul pudibundo.

Casa donde vivió sus tres últimos años López Velarde, en la Av. Álvaro Obregón, Roma Norte, Ciudad de México. www.mexicocity.cdmx.gob.mx

“El retorno maléfico” es otra pieza magistral, que describe su regreso al Jerez destruido por la Revolución:

Cuando la tosca llave enmohecida

tuerza la chirriante cerradura,

en la añeja clausura

del zaguán, los dos púdicos

medallones de yeso,

entornando los párpados narcóticos,

se mirarán y se dirán: “¿Qué es eso?”.

El verso elegante y refinado de pronto es sacudido por una metáfora “prosaica”, como al final de “Te honro en el espanto…”:

Mis besos te recorren en devotas hileras

encima de un sacrílego manto de calaveras

como sobre una erótica ficha de dominó.

“El mendigo”, “Hormigas”, el inquietante “La niña del retrato”, “Ánima adoratriz”, son poesía arcana, compleja, de más altos vuelos. “Jerezanas”, un homenaje a sus paisanas, es el más largo junto con “La suave patria”, y en “La última odalisca” deja ir su refinada erotomanía:

Voluptuosa melancolía:

en tu talle mórbido enrosca

el Placer su caligrafía

y la Muerte su garabato,

y en un clima de ala de mosca

la lujuria toca a rebato.

Josefa de los Ríos, la Fuensanta de López Velarde. www.foroparalelodemilenioelotroforo.blogspot.com

El Son del Corazón (1919-21) contiene varios poemas en los que avizora la muerte. En “Gavota” y “El perro de San Roque”, entre otros, hay una maravillosa mezcla de lo elevado y lo mundano, lo erótico y lo místico, con adjetivos perfectos y humor, como en el segundo:

He oído la rechifla de los demonios sobre

mis bancarrotas chuscas de pecador vulgar,

y he mirado a los ángeles y arcángeles mojar

con sus lágrimas de oro mi vajilla de cobre.

El volumen cierra con el magnífico poema sobre la patria íntima de López Velarde, “La suave patria”, eternamente memorable.

La poesía de RLV es recordable, citable, una de las obras más destacadas de nuestras letras.

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Comentarios del artículo

Un comentario

  1. Estupendo y muy desconocido e ignorado por nuestros alumnos que desconocen y odian la poesía.Urge retomar esta maravillosa materia, la mente y el alma humana lo necesitan, y tal parece que nadie se ha dado cuenta . Ha desaparecido de los libros de los estudiantes.

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