A FINE BALANCE. Rohinton Mistry. Penguin/Faber and Faber. London, 2003 (1996). 614 pp.
La gran novela de Bombay (hoy Mumbai) y una de las más célebres de la literatura india moderna, comienza en 1975, con un Prólogo que relata el encuentro crucial entre los cuatro protagonistas (tres, considerando que dos de ellos forman una unidad). Ese momento será el eje de la trama, que luego retrocede para contarnos sus historias previas y, una vez llegados ahí, avanza hacia el desenlace. El adolescente Maneck Kohlah va en un atestado tren suburbano de Bombay, donde comienza a conversar con dos sastres sin local, Ishvar y Omprakash Darji, tío y sobrino. Al bajar, descubren que van exactamente al mismo sitio: el departamento de la señora Dina Dalal, el chico como huésped de paga, y los sastres respondiendo a una oferta de trabajo. Dina, una viuda de 42 años sin hijos, acepta a ambos, sellando así el destino de los cuatro. El departamento será el punto focal de la historia.
A continuación, la novela procede a relatar sus historias, comenzando por Dina, nacida Shroff en una familia parsi, zoroastrianos descendientes de persas emigrados a India muchos siglos atrás, tras las conquistas musulmanas. Cuando Dina tiene doce años, muere su padre, médico. Poco después muere también la madre, dejando a Dina en manos de su hermano Nisswan, de 23, un joven ambicioso que comienza a tener éxito en los negocios. Nisswan es tiránico y conservador: reprime cruelmente a la rebelde Dina y se empeña en casarla con uno de sus muchos amigos prósperos, lo que ocasiona años de peleas y sufrimiento. Siempre rebelde, Dina se casa con un farmacéutico pobre, se reconcilia con Nisswan, ahora casado y con hijos, y comienza una vida feliz que, tristemente, se ve truncada tras la prematura muerte de su esposo. Una vez más, Dina se rehúsa a los planes de Nisswan, y decide permanecer soltera, ganándose la vida precariamente como costurera, hasta que su menguante vista la obliga a subcontratar sastres.
La historia de éstos se remonta a los padres de Ishvar (abuelos de Omprakash, Om). Pertenecen a la casta chamaar, “intocables” de la más baja escala social, que trabajan forzosamente como curtidores, un oficio despreciable y maloliente que los mantiene en una miseria abyecta, sujetos al despotismo inhumano de las castas superiores de su aldea, al norte de Bombay. Hastiado de esa brutalidad, Dukhi Darji hace lo impensable: manda a sus hijos Ishvar y Narayan a la pequeña ciudad vecina, a que aprendan sastrería con su amigo musulmán Ashraf, provocando un escándalo por su doble transgresión, la cual pagará muy cara. Tras años de penurias, que incluyen los traumas de la violenta Partición de 1947, durante la cual salvan la vida de Ashraf y su familia, Narayan regresa a la aldea, hace una modesta fortuna, y a su vez envía a su hijo Om para que siga su camino con Ishvar y Ashraf. Dos tragedias dejan a tío y sobrino indigentes, obligados a emigrar a Bombay, donde pasan las de Caín tratando de sobrevivir, hasta que encuentran empleo con Dina.
Maneck tiene una historia muy diferente: es hijo de una antigua amiga de Dina, casada con un próspero tendero de las faldas del Himalaya. El chico crece en un ambiente feliz y en un medio de enorme belleza natural. Pronto, sin embargo, la modernidad llega al pueblo; Maneck pretende modernizar el negocio familiar, pero el testarudo padre se niega y obliga a su hijo a irse a Bombay a estudiar para técnico en refrigeración. En el camino conoce a un extraño hombre (que luego reaparece en la novela), el cual le dice que en la vida es preciso mantener un delicado equilibrio (“a fine balance”) entre la esperanza y la desesperanza.
El resto es la vida en común y las andanzas por separado de cada personaje. Maneck hace pronto una sólida amistad con los sastres, para disgusto de la, ahora, conservadora Dina, que guarda celosamente las distancias sociales. Ishvar y Om sufren constantemente los estragos de la Emergencia, un período de dictadura decretada por la corrupta y cruel Indira Gandhi entre 1975 y 1977 (centro político de la novela, que se convierte así en una denuncia social, pero de las que se logran sin sacrificar el arte literario). En el arrabal miserable donde viven, hacen amistad con Rajaram, un pepenador de cabello que será una suerte de quinto protagonista. El arrabal es destruido y los sastres vendidos como esclavos del propio gobierno, hasta que los rescata “the Beggarmaster”, un poderoso regenteador de mendigos.
Todo este tiempo, Dina y sus huéspedes viven en el terror constante de ser expulsados del departamento, pues es ilegal tener el pequeño taller ahí. Cuando los sastres desaparecen tras ser esclavizados, Dina se queda sin sus empleados; cuando reaparecen y cuentan su historia, la viuda por fin comprende, se humaniza y se los lleva a vivir con ella. Juntos, los cuatro se convierten en una familia feliz. Pero en la India de la señora Gandhi impera la ley del más fuerte y, sobre todo, la del más corrupto, por lo que muchas desventuras aguardan a nuestros protagonistas. No tiene caso revelar más detalles de la trama; es mejor insistir en las cualidades de la obra.
En la mejor tradición de la novela “totalizadora”, de aliento decimonónico con técnica moderna, A Fine Balance presenta un panorama amplio y profundo de la sociedad india, desde la perspectiva de su ciudad más “progresista”, Bombay. De los 1930 hasta los 1980, somos testigos de la brutalidad de las castas, los contrastes entre hindúes, musulmanes y parsis, la corrupción total (política, económica y moral) de una sociedad inmisericorde salvo por pequeñas acciones individuales. De las aldeas miserables, peor que feudales, a los arrabales pútridos, la vida de mendigos mutilados (a veces adrede), la clase media siempre en la tablita y la absoluta podredumbre de las burocracias, esta novela magistralmente escrita es cualquier cosa menos entretenimiento placentero. Su ambición, lograda con creces, es mucho mayor, pero exige estómago por parte del lector.
2 respuestas
Agradecida por tan buenos artículos q nos abren los ojos a literatura desconocida.
Claro, Guillermo. Me gustó la reseña y me interesó el libro. Gracias