LA VIE: MODE D’EMPLOI. Georges Perec. Hachette. Paris, 2003 (1978). 640 pp.
Para mi primera aventura de leer un libro completo en francés, hace 17 años, tuve la osadía de abordar esta obra larga, rica, con un vocabulario inmenso. Se trata de una novela experimental, pero perfectamente legible. Perec toma un edificio de apartamentos de París y, siguiendo un esquema ajedrecístico, nos narra las historias de sus habitantes durante un siglo. La historia-eje es la de Bartlebooth, un joven y rico inglés excéntrico, que decide dedicar su vida a una tarea estéticamente bella, moralmente neutral y prácticamente inútil. Durante 20 años, con su fiel criado Smautf, Bartlebooth visita 500 puertos, de los cuales pinta acuarelas. Cada quince días le envía al artesano Gaspard Winckler, residente del inmueble en París, una acuarela, para que Winckler la pegue en un panel de madera y haga un rompecabezas artístico.
Durante los siguientes 20 años, Bartlebooth rearma los rompecabezas y los envía a su lugar de origen para ser diluidos, desaparecidos. Mientras todo esto (que no llegará al final planeado, a causa de mil circunstancias) pasa, muchas otras historias ocurren a los habitantes presentes y pasados del edificio de la rue Simon-Crubellier (ficticia).
Entre muchísimas, algunas de las mejores son: la historia del trapecista que se rehusaba a bajar de su trapecio; la historia de la actriz australiana (una especie de Britney Spears y su futuro); la del antropólogo incomprendido; la de la bella italiana y el profesor de química; la del abarrotero ciclista, su hermano y su cuñado; la del crítico de arte que busca la obra máxima; la de la mujer que aborta en Inglaterra; la de la mujer que hizo aparecer al diablo 83 veces; la del diplomático sueco cuya sirvienta mata al hijo; la del hombre que compra el cáliz de la Pasión; la de la joven pareja que compra una recámara; la de la polaca que se casa con un tunecino; y la del comedor de Madame Moreau, quien organiza cenas por colores, en las que manteles y cortinas, así como alimentos y bebidas, deben ser todos de un mismo color en diversos tonos.
La Vida: instrucciones de uso es la vida como es, con su infinita variedad, sus infinitas historias, las sorpresas buenas y malas, la tragedia y la comedia; héroes, villanos y simples espectadores; el tedio y la aventura, la felicidad y el desastre. Una obra mayor de literatura, con ecos de Calvino, Borges, Poe, Flaubert, Kafka, Joyce, Lowry, Proust, Verne, Rabelais, Stendhal, Sterne y otros. Maravillosa, inolvidable y de relectura obligada así, a saltos, en brincos, en sorpresas.
3 respuestas
No me pierdo un solo posting en este blog; los disfruto mucho por sí solos, porque aunque son de crítica literaria, tienen un valor literario por sí mismos, además de que alimentan mi lista de libros que algún día leeré.
Aunque la crítica de hoy es tan buena como todas, no me produjo ningún deseo de leer este libro. Pero bueno, supongo que tampoco me alcanzará el tiempo de vida que me queda para leer todo lo que quiero.
Memo me encanta leer todos tus mensajes y opiniones te mando un gran abrazo con mucho cariño. Pipita
Gracias, Memo. Gran reseña, como siempre.