THE TRIGGER. Tim Butcher. Chatto & Windus. London, 2014. 326 pp.
El subtítulo del libro es “Hunting the assassin who brought the world to war”. Butcher es un periodista que, muy joven, cubrió la guerra de Bosnia-Herzegovina en 1992-1994. Confundido por el caos identitario en la región, se puso a estudiar su historia. Naturalmente, se topó con la inquietante figura de Gavrilo Princip y se propuso no sólo escribir su biografía, sino literalmente recorrer sus pasos. Reclutó la ayuda de un intérprete nativo con el que trabajó durante la guerra.
En el prólogo, Butcher relata el momento en 1994 en el que descubrió la tumba de Princip en Sarajevo, profanada por los locales, y retrata el estado del país a mitad de la guerra. En el primer capítulo reflexiona sobre el impacto de la Primera Guerra Mundial en el mundo, en Gran Bretaña y en su propia familia. Luego entra en materia: visita primero Obljaj, en Herzegovina, en el noroeste del país, cerca de la frontera con Croacia. Obljaj es la aldea natal de Princip, un poblado de unas cuantas casas. La de Princip fue destruida total y deliberadamente durante la guerra de los 1990, pero en la de al lado Butcher encontró a familiares cercanos, una familia de campesinos pobres que lo recibieron y le contaron lo que sabían de Gavrilo, sus padres y hermanos. Oprimidos desde hacía siglos, primero por los otomanos y luego por los austríacos en un sistema feudal, los Princip vivían en la miseria. Gavrilo era un chico tímido, solitario, resentido y adicto a la lectura, que se distinguió en la escuela. Un hermano mayor logró inscribirlo en una secundaria técnica en Sarajevo y su padre lo llevó, primero a pie durante 160 kilómetros y luego en tren. Butcher hace lo mismo, cruzando las desoladas montañas de Herzegovina.
A lo largo del camino Butcher intercala lo que ve, lo que recuerda de la guerra de los 90 y lo que se sabe de la vida y el paso de Princip por esa zona. En esta parte predomina el tema de la guerra de los 90, pero al llegar a Sarajevo se concentra más en la vida de Princip. Siempre pobre, Gavrilo destacó al principio en los estudios, estuvo un tiempo en Tuzla e incluso se cambió a una preparatoria de mejor nivel. Se fue involucrando con grupos contestatarios y socialistas, sobre todo nacionalistas pan-yugoslavos que querían echar a los austríacos y crear una Gran Serbia. Sus actividades políticas lo metieron en problemas y su rendimiento escolar sufrió. Abandonó la escuela y se fue a Belgrado. Al saber que el archiduque Franz Ferdinand visitaría Sarajevo el 28 de junio de 1914, comenzó a planear el asesinato con algunos cómplices, para lo cual obtuvo la ayuda de la Mano Negra, una organización clandestina serbia. Cruzó la frontera y se presentó en Sarajevo el día indicado. Butcher narra con precisión y detalle sus movimientos de ese día, así como todo lo que ocurrió, refutando algunos mitos y estableciendo hasta donde es posible la verdad. Arrestado, Princip murió de tuberculosis en prisión en 1918, unos meses antes de que terminara la guerra que provocó.
Princip es, sin duda, el individuo más importante del siglo XX por la influencia que sus actos tuvieron en todo el mundo para millones de personas, directamente, y para todas las demás de alguna manera. El proceso de fanatización de Princip y su decisión de matar al archiduque fueron el aleteo de la mariposa que provocó el mundo en el que vivimos. En ese sentido, pocas biografías son tan relevantes como la suya. El siglo alienado y frustrado de Freud y Kafka produjo a este individuo resentido (con razón), encolerizado, desesperado y mártir. Su perfil psicológico y periplo vital son prototípicos del magnicida.
Inevitablemente, conforme Butcher recorre el camino de Princip, va escribiendo también su historia personal de la Guerra de Yugoslavia, consecuencia directa de Princip en buena medida, pero más aún de la turbulenta historia de la región. Butcher nos va presentando a las personas con que conversa, como un muestrario de las secuelas terribles de la Edad Media, la ocupación otomana, la austríaca, la Primera y Segunda guerras, el régimen comunista de Tito y la Guerra de Yugoslavia. Un país de una belleza subyugante y unas cicatrices tal vez incurables, sembrado de minas, rencores, temor y desconfianza. Un libro de viaje que es además reflexión política, historia y biografía.
6 respuestas
Es un libro excelente que vale la pena. La reseña de Guillermo es tan buena como el
Libro
Sin duda alguna el asesinato del Archiduque fue el detonante del inicio de la guerra 1914-1918. No obstante, las tensiones en Europa Central de esa época hubieran, creo yo, hecho estallar ese magno conflicto bélico por varias otras razones. Agradecería tus comentarios sobre esa idea, estimado Memo.
En efecto, Alfonso, hay varias escuelas de pensamiento sobr el tema. Algunas de ellas dicen eso: que la carrera armamentista entre GB y Alemania, la competencia por las colonias, las tensiones nacionalistas dentro de los imperios multiculturales, y otros factores, hubieran llevado más temprano que tarde a una guerra similar (aunque no exactamente la misma). Otros historiadores, señaladamente Joachim Remak, afirman que esto no es necesariamente cierto; rechazan el determinismo histórico y señalan que otrsa crisis diplomáticas mucho más graves (Agadir, Marruecos, Bosnia y otras) habían sido resueltas por medio de la diplomacia. Nunca sabremos la verdad… Gracias y abrazo.
Como todas tus reseñas, también me invita a leer el libro; uno más que sumo a mis asignaturas pendientes. Gracias Guillermo. Saludos 👋📚
Estimado Sr. Maynes, su narración me está obligando a estudiar la historia de la primera Guerra. La derrota del Imperio Otomano fue para mí lo más importante, porque de Líbano vinieron mis abuelos maternos con pasaporte Turco; hasta la fecha en provincia siguen llamando turcos a los inmigrantes de esa zona. El bisabuelo de mi esposa vino del Imperio Austro Húngaro. Nació en Praga donde aprendió a fabricar cerveza, y se fue a Viena para ser músico. Vino a México en la orquesta de Maximiliano; muerto el Emperador, Francisco, que así se llamaba el bisabuelo de mi esposa, se fue a Oaxaca a fabricar cerveza. Se negó a regresar a los inclementes inviernos de Europa. De uno de los reinos de la actual Alemania emigró un alemán a Texas y se casó con la joven mexicana secretaria del Cónsul de México en Agustín. Este Alemàn, hijo adolescente del caballerando de un Rey en un pequeño, reino, fue enviado a los países árabes a comprar caballos árabes, porque dicho monarca envidiaba los caballos de otro Rey. Envió a todo el mundo teequinos que compraba a las tribus nómadas de lo que ahora es Arabia Saudita. A sus casi 60 años de edad, regresó a su casa, pero ya en territorio Alemán; ya tenía nombre árabe, pues había sido adoptado por un Jeque. En Google aparece como Karl Razuam. Su hija se casó con primo de mi esposa. La Sra. Razuam, aquella joven secretaria del Cónsul llamado Marte R. Gómez vive con su hija y yerno. Ya tiene 108 años y goza de preocupante buena salud. Conocí por tierra, Mar y río todos los lugares mencionados, pero sigo sin entender dos situaciones, la primera es la identidad de los países que formaban Yugoslavia. Supongo que, siguiendo la estratégia de la URSS, revolbieron las poblaciones de países para borrar las diferencias y crear un ser humano idéntico. La guerra de los años noventas fue causada por recuperar las diferencias. El segundo asunto que es un enigma para mí, es el resentimiento de Alemania por la ruina que les provocaron los vencedores de la primera Guerra Mundial, situación aprovechada por Hitler para iniciar la Segunda Guerra Mundial.? Pero de qué Alemania se trata, si eran pequeños Reinos, o pertenecían todos al Imperio Austro Húngaro, y la primera Guerra los unió, incorporando a Austria. P. D. A Rasuam le fue muy mal cuando regresó a su casa que ya era Alemania, por su identidad, y su disgusto con el nazismo. Él no vivió la ruina de lo posguerra. La viuda sigue recibiendo regalías por el índice, que revela el pedigri (?) de la descendencia de sus equinos que vendió, y por las novelas que escribió. También es considerado como un Alemán
Qué fascinantes historias, Silverio. Vadlría la pena novelarlas… Muchas gracias por leer y comentar, saludos.