COLLECTED POEMS. Edward Thomas. Faber and Faber. London, 1991 (1979). 168 pp.
Esta edición recoge 151 poemas (entiendo que son todos los que dio a conocer) de Thomas. No se explica en qué orden, pero parece que no están cronológicamente. El prefacio es de Walter de la Mare, también célebre poeta, que fue amigo de Thomas aunque tuvieron algunos distanciamientos, por lo demás comunes en la vida amistosa del crónicamente depresivo y difícil Thomas. El conjunto revela que nuestro poeta no puede ser caracterizado como uno “de la guerra”, pues este tema aparece solamente en sus poemas tardíos y casi siempre de manera alusiva, velada y tangencial. En realidad, Thomas fue un poeta plenamente moderno en cuanto su poesía es una lírica enfocada en su mundo interior, emocional. Es un poeta de la autoexploración, obsesivamente concentrado en su melancolía (depresiva y no romántica), en la imagen de sí mismo, en sus temores y aprehensiones. El sujeto de sus poemas es un individuo completamente solitario incluso en aquellos momentos en que está acompañado. Es, también, un poeta de la naturaleza, y en concreto de la campiña inglesa que conocía tan bien debido a su afición por las largas caminatas que emprendía a campo traviesa, acaso para huir de sí mismo sin éxito. En efecto, casi lo único con lo que Thomas conecta es con el mundo “natural”, es decir con los prados, colinas, ríos, estanques, el sol, la luna, las nubes y sobre todo con los árboles, flores y aves que conocía a detalle en su asombrosa diversidad y que alcanzan dimensiones casi místicas en su imaginación y su lenguaje.
Las pocas personas que aparecen en sus poemas son vagabundos, los errantes viejos ingleses de la campiña que en sus obras adoptan un carácter mítico e intemporal, además de algunos labriegos contemplados de lejos, el recuerdo de su esposa, amigos, amigas e hijos, y sobre todo un döppelganger, el “otro hombre” con quien se cruza en los caminos y que es una proyección de su otro yo.
En cuanto a la forma, sus poemas son breves y sencillos, a veces rimados y a veces en verso blanco, con un ritmo semilento y melancólico que casa a la perfección con sus temas. Sin embargo, la sencillez sirve para revelar preocupaciones complejas, que se proyectan constantemente al pasado y al futuro remotos, como señal de la transitoriedad fugaz y la soledad esencial del ser humano, y esa misma sencillez pone de relieve frases contundentes, afortunadas y luminosas. Un ejemplo: “the past is the only dead thing that smells sweet”.