Ni cadáver, ni polvo, ni sombra: Obras Completas, de Sor Juana Inés de la Cruz.

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Celebremos a nuestras escritoras, comenzando por la primera, una mujer excepcional que se enfrentó al hostigamiento y la represión.

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OBRAS COMPLETAS. Sor Juana Inés de la Cruz. Porrúa. México, 2013 (c. 1664-1695). Prólogo de Francisco Monterde. 941 pp.

La obra de Sor Juana es muy variada y oscila entre lo pío y sacro, lo profano y mundano, la devoción, la ironía y el culteranismo. La mayor parte, aparentemente, fue escrita por encargo, como queda claro en los poemas que festejan la llegada o cumpleaños de virreyes, virreinas, sus hijos, arzobispos u otros personajes de las cortes novohispana y española. Casi todas sus obras mayores están entre las escritas por gusto, notablemente el “Primero Sueño”, algunos sonetos y redondillas, y las comedias.

Por supuesto, Sor Juana vivió en una tensión permanente entre el ansia de conocimientos y el oscurantismo de la Iglesia, que la celebraba y reconocía al tiempo que la hostigaba y perseguía. Esta tensión le generaba angustia, patente en líneas como: “Si es para vivir tan poco / ¿de qué sirve saber tanto?” (“Romance 2”), o “Aprendamos a ignorar”. En el “Romance 3”, se explaya sobre los celos, hijos legítimos del amor, antítesis del galanteo y la coquetería. Los celos son locura y en la locura no hay fingimiento. Así, lo único bueno de la irracionalidad es su autenticidad.

Utiliza una métrica irregular, aunque algunos romances, por ejemplo, son octavas en verso blanco. En el romance “A Don Fray Payo Enríquez de Ribera”, al sentirse cercana a la muerte, visita el Infierno y el Purgatorio, burlándose de la superstición. Uno de los mejores es el “Romance 15”, en el que se presenta al envejecimiento como algo bueno o malo según se haya aprovechado la vida.

Museo de Sor Juana en su antigua casa en San Miguel Nepantla, MXCity

En su calidad de religiosa, son inquietantes los poemas eróticos dedicados a la Condesa de Paredes, esposa del virrey Marqués de la Laguna, pues parece muy claro que estaban enamoradas.

En general, su poesía es culterana, barroca, compleja e incluso críptica, fuertemente influida por la filosofía escolástica-aristotélica, como en el “Romance 19”: “¿Hay causa sin producir? / ¿Hay potencia sin objeto?”. Mezcla las mitologías clásica y católica, con alardes de erudición (“Romance 38”), así como de ingenio e inmodestia (“Romance 50”). Es, sin embargo, una mujer claridosa, enemiga de adulaciones, orgullosa de ser americana y mujer, pero no vanidosa. El “Romance 61” es una obra maestra del erotismo culterano (“Bósforo de estrechez tu cintura”), y en el “Romance 62” realiza el alarde técnico de comenzar cada verso con una palabra esdrújula.

Las endechas, heptasílabas, incluyen obras maestras del luto y el dolor, como los poemas 78 y 79:

El no esperar alguno

Me sirve de consuelo;

Que también es alivio

El no buscar remedio.

Claustro de Sor Juana. Timeout Mexico

Las glosas son ejercicios de ingenio, estilo y técnica. Los sonetos, quizás mi sección preferida (con el “Primero Sueño” y la “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz”), incluyen un autorretrato perfecto, el 145: “es cadáver, es polvo, es sombra, es nada”. Los sonetos amorosos presentan la poesía como un juego, un acertijo, y más despliegues de destreza: los 180 y 181 tienen exactamente las mismas consonancias al final de los versos.

En las liras hace el símil de la naturaleza con sus sentimientos, con metáforas originales, precisas y luminosas.

Entre los ovillejos están el 214, un gran poema cómico en el que expone lo difícil que es escribir la descripción de una dama sin caer en lugares comunes, y el “Primero Sueño” o, mejor dicho, “El Sueño” (216), su obra cumbre y uno de los poemas filosóficos más importantes de la literatura.

En los villancicos realiza la proeza de dar rienda suelta a su imaginación y erudición, en poemas por encargo, supuestamente píos e ingenuos. El poema 221 tiene una mezcla de extraño erotismo, casi hereje, con una mitología olímpico-pastoral, sobre la Virgen María. El 222 presenta a María como caballero andante (¡!), y el 224 está escrito, en parte, en náhuatl, así como el 249 tiene partes en portugués. El 251, “Primero Nocturno de la Asunción, 1679”, es distinto a todos, una hazaña de técnica innovadora en el metro y la rima. En otros, mezcla líneas en euskera o vascuence y en casi todos alterna el latín con el español. El 332 es una joya de aliteración.

El Sótano

Entre sus autos sacramentales destaca “El Divino Narciso” (367-368), en el que hace una muy arriesgada comparación entre Narciso y Jesús.

En la comedia “Los empeños de una casa” alterna octosílabos y endecasílabos, así como distintos patrones de rima, para evitar la monotonía. En esta comedia de enredos amorosos, el personaje de Ana es una mujer liberada, desfachatada y audaz. Uno de los sirvientes, Cataño, es un gran personaje cómico, sobre todo cuando se viste de mujer y se siente “bella”. “Amor es más laberinto”, la otra comedia, es una pieza cortesana con el tema mitológico de Teseo y Ariadna, que por supuesto aborda desde una perspectiva feminista.

Finalmente, la “Carta a Sor Filotea” es una valiosísima pieza autobiográfica, un autorretrato y un inigualable testamento intelectual, emocional y vital. Es una apasionada defensa del conocimiento, de su derecho a adquirirlo por las facultades que Dios le dio, así como una descripción del sufrimiento por saber: “cabeza que es erario de sabiduría no espere otra corona que de espinas”.

Un genio literario, una mujer admirable y valiente, una de las grandes figuras de la literatura universal.

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