El Vellocino de Oro: Argonáuticas, de Apolonio de Rodas.

Detalle de "Argonautas", de Lorenzo Costa. www.britannica.com
Recreación "moderna" (siglo III a.C.) del arcaico mito de Jasón, los Argonautas y el Vellocino de Oro. Personajes más y mejor desarrollados, literariamente, dan otra profundidad a este relato, en movimiento como todos los mitos.

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ARGONÁUTICAS. Apolonio de Rodas. Gredos. Biblioteca Básica #38. Madrid, 2000 (s. III a.C.). Introducción de Carlos García Gual; traducción y notas de Mariano Valverde. 247 pp.

Apolonio, nacido y muerto en Alejandría, dirigió la famosa biblioteca, y de su obra han sobrevivido algunas piezas, como este poema épico que, en la traducción en prosa, se lee como una novela. Aunque de inspiración homérica, usa desde luego un griego más “moderno” y actualiza el tono y los temas al pensamiento de su época. A diferencia de la homérica (ingenua y rimbombante), la poesía alejandrina es más detallista, piscológica y pintoresca. Eros es aquí el principal motivador, a diferencia de la épica anterior, centrada en el honor y la gloria. También en contraste con anteriores versiones del mito, aquí Jasón es más humano, con dudas y miedos. A su vez, Medea es más completa, más real y más introspectiva, lo cual denota, según el introductor, la influencia de Eurípides y sus personajes femeninos. Además de una obra valiosa y novedosa, es también un curso de geografía, una de las especialidades de Apolonio como académico.

Retrato (seguramente imaginario) de Apolonio de Rodas (295 – 215 a.C.)

En Yolcas (Tesalia), Pelias el rey, ante la profecía de que Jasón lo destronará, lo envía a la Cólquide (el Cáucaso) en busca del vellocino de oro. La tripulación es un dream-team de semidioses y héroes prehoméricos (Hércules, Orfeo, Peleo, etc.). Entre profecías y disensos, la nave “Argos” parte. En la primera escala se encuentran la isla de Lemnos vacía de hombres, y la reina Hipsípila se enamora de Jasón y le ofrece el reinado. Jasón, claro, no puede quedarse y siguen hasta el Helesponto, donde luchan contra los terrígenas y los doliones. Al ser raptado su amante, Hilas, por una ninfa, Hércules se queda a buscarlo.

En Tinias (Bizancio), el ciego Fineo les profetiza el viaje y les da consejos, que les permitirán pasar entre las rocas entrechocantes, entrada al Mar Negro. Luego, y en constante referencia a los trabajos de Hércules, su viaje es un repaso etnográfico de los pueblos de la costa sur del Mar Negro, incluyendo a las amazonas y a los mosinecos, citados en la Anábasis, de Jenofonte, un pueblo que hace en público lo privado y viceversa. Al irse acercando al Cáucaso, ven al águila que devora a Prometeo y escuchan los gritos de éste.

La Ruta de los Argonautas. www.mythencyclopedia.com

Mientras tanto, en el Olimpo, Hera y Atenea visitan a Afrodita para que le pida a su hijo, Eros, que fleche a Medea. Esta es una escena de cómica domesticidad, que muestra irónicamente a las diosas como caprichosas señoras ricas. Cuando Jasón llega a Ea, la capital de la Cólquide, el iracundo rey Eetes le pone pruebas imposibles, si quiere llevarse el vellocino. Como sus hijos vienen con Jasón, Calíope le pide a su hermana Medea una pócima que proteja a Jasón y le permita salir avante de las pruebas. Medea, una princesa adolescente, maga, bruja y hechicera, al estar enamorada de Jasón, accede.

En la primera entrevista, Jasón se enamora de Medea, aunque queda la duda de si finge por interés. Medea le da la pócima, Jasón triunfa, Medea le entrega el vellocino y Eetes reniega de su palabra. Ahora debe huir con su amado para escapar de la ira de su padre.

Fotograma de la película «Jason and the Argonauts», de Don Chaffey (1963)

El regreso debe ser por una ruta muy larga, encadenando el Danubio con el Po y el Ródano, para salir al Adriático. Perseguidos por el hijo de Eetes, Apsirtes, Jasón está a punto de entregarle a Medea a cambio de conservar el vellocino, cosa que la chica le reclama amargamente. Sin mencionarlo, se prefigura así el futuro destino trágico de la pareja. Tras una batalla, en una escena grotescamente primitiva, Jasón mutila y mata a Apsirtes, y luego chupa su sangre y la escupe. Tras una tempestad que los arroja a Libia, alcanzan Creta y luego regresan a casa.

Maravillosa narración, irónica y divertida, del mito griego arcaico.

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