Por Eso Estamos Como Estamos: La Carrera de Nikodem Dyzma, de Tadeusz Dolega-Mostowicz.

Koborowo
Koborowo, de la serie de TV de 1980. www.mwfc.pl
Todos los días, impulsado por nosotros mismos, algún incompetente llega a un cargo importante en algún lugar del mundo. Pero pocos son tan simpáticos como Nikodem Dyzma.

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LA CARRERA DE NIKODEM DYZMA. Tadeusz Dolega-Mostowicz. Sekotia. España, 2021 (1932). Traducción de Higinio Paterna. 353 pp.

Uno de los más grandes misterios de la vida práctica es el hecho de que, con deprimente frecuencia, los individuos menos calificados, y ni siquiera interesados en el tema, ocupen las más altas responsabilidades y gocen de gran prestigio. Esta novela, una de las más cómicas y divertidas que he leído, relata la vida de uno de ellos. Como toda comedia inteligente, revela aspectos relevantes de la naturaleza humana, en este caso el hecho de que nosotros mismos seamos usualmente los culpables. En efecto, proyectamos nuestros anhelos, necesidades y conveniencias sobre el primer sujeto a modo; nos engañamos voluntariamente porque el tipo nos resuelve un apremio, creamos lo que quisiéramos ver y tener. El verdadero “hombre sin atributos” no es Ulrich, el protagonista reflexivo e inteligente (si bien deprimido y apático) de Robert Musil, sino el protagonista de esta novela.

Tadeusz Dolega-Mostowicz (1898-1939). www.dzieje.pl

La acción comienza a finales de los 1920 en Varsovia, capital de una Polonia renacida tras la Primera Guerra Mundial, que pronto sería víctima colateral de la Gran Depresión. Es una ciudad aún de rodillas, con un gobierno inestable. A ella ha llegado Nikodem Dyzma, un pueblerino del este en busca de empleo. Ya no es tan joven: tiene 36 años, carece por completo de educación y ha sido echado de todos lados. Saliendo de otro intento fallido por encontrar empleo como bailarín de tango, vaga por la ciudad angustiado por la falta de salidas. En una parada de tranvía, ve que a un mensajero se le cae una carta. Trata de llamarlo, pero el joven desaparece con el tranvía. La abre y ve que es una invitación a una importante recepción político-diplomática. En busca de una propina, va a casa del destinatario, pero le dicen que está fuera del país.

Roman Wilhelmi como Nikodem Dyzma, de la serie de TV polaca de 1980. www.imdb.com

Dyzma regresa a su sórdida pensión, en la que comparte cuarto con una joven prostituta. La patrona le reprocha pagos atrasados. ¿Qué hacer? No tiene más opción que vender su traje y zapatos de baile… hasta que se le ocurre que, dado que la invitación viene sin nombre, podría entrar a la fiesta y comer y beber gratis. Se cuela en el lujoso salón de hotel. Cuando se está sirviendo en el buffet, un gordo le tira el plato. Contra toda prudencia, le reclama airadamente, ante el asombro de los comensales. Convencido de que lo van a echar, se sirve rápidamente más comida y coñac. Sin embargo, alguien se le acerca y lo felicita por haber puesto en su lugar al antipático personaje. Se trata ni más ni menos que del jefe de gabinete del primer ministro, sumamente impopular. Al grupo se suma el ministro de Agricultura, que le hace conversación. Minutos después se le acerca un vejete para pedirle que lo ayude a gestionar un asunto con ese ministerio, dados sus contactos evidentes. Por más que Dyzma le dice la verdad, el viejo, Kunicki, cree que son evasivas. Muchas copas después, Kunicki le ofrece empleo como administrador de su hacienda, Koborowo.

Varsovia, Plaza del Mercado, 1920s. www.ebay.com

Días después, Dyzma se presenta en la majestuosa propiedad, que tiene tierras de labranza y ganado, bosques, aserradero y fábrica de papel. Dyzma se aterra ante la magnitud del encargo y las incomprensibles explicaciones de Kunicki. Pero ¿qué puede hacer? Lo mejor será apechugar y tratar de ahorrar el salario hasta que, inevitablemente, lo despidan. Lo alojan en la mansión principal y pronto se enreda en los líos emocionales, sexuales, familiares, legales y económicos de la familia de Kunicki y su esposa, Nina. Ésta, de sólo veintiséis años (Kunicki rebasa los sesenta), se ha casado con el usurero con tal de no perder la propiedad de su manirroto padre. Con ellos vive Kasia, hija de Kunickik, quien sostiene un romance con Nina, la cual naturalmente aborrece a su marido. Otro habitante es el conde Ponimirski, hermano de Nina, diagnosticado como loco, que vive recluido en un pabellón.

Nikodem con Nina y Kasia, en la mima serie de TV. www.wyborcza.pl

Así comienza la fulgurante carrera de Nikodem Dyzma. Revelar más de la trama sería imprudente, pues está llena de peripecias sorprendentes, pero nada inverosímiles, dado que ocurren cada día en algún país del mundo. La novela es aguda y por momentos hilarante. La clave está en que, hasta muy avanzada la trama, Dyzma no busca lo que obtiene. Se lo dan porque en cada momento parece útil para los fines personales de algún influyente, hasta que acaba adquiriendo un prestigio descomunal… y totalmente inmerecido. La galería de personajes y vueltas de tuerca es maravillosa en su inventiva y penetración psicológica. Merecidamente uno de los clásicos de la literatura polaca.

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Comentarios del artículo

2 comentarios

  1. Un artículo reflexivo que invita a realizar lectura de esta novela de Tadeusz Dolega- Mostowicz.

    La forma como Guillermo Máynez Gil nos va conduciendo por la trama del libro con sus personajes centrales y sin revelar elementos que le puedan arrebatar el interés por su lectura.
    Saludos y gracias por motivarme a leer La carrera de Nikodem Dyzma.

  2. Tus reseñas informan y orientan. Esta novela parece de lectura obligada, una carcajada frente a la ineptocracia que se ha encumbrado en tantas partes del mundo.

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