¿Es posible la reconciliación?: Patria, de Fernando Aramburu.

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De cómo el tribalismo y el sectarismo, la venganza por agravios reales o imaginarios, pueden desgarrar a una sociedad. Una exploración de la posibilidad de sanar heridas tan profundas.

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PATRIA. Fernando Aramburu. Tusquets. México, 2020 (2016). 646 pp.

El asunto de esta novela presentaba muchos riesgos: se presta al panfleto, al melodrama lacrimoso y chantajista, al sermón, al desahogo rabioso o simple y sencillamente a una novela “política” más, mediocre y pasajera. Me parece que el autor, por el contrario, logra una obra literaria de altos vuelos, a pesar de que su posición política es clara, al grado de que, en las páginas finales, incluye como personaje a un conferenciante que expresa lo que, se siente, son las opiniones del propio Aramburu. No es fácil lograrlo sin afectar la calidad literaria. El primer acierto consiste en la elección del foco: dos familias comunes y corrientes de un pueblo cercano a San Sebastián, cuyas vidas son destruidas por la violencia de ETA y la división profunda que ésta causa en la sociedad vasca. Un segundo acierto es comenzar in medias res, tras el asesinato del Txato, cuando las vidas de los supervivientes están en su punto más bajo de amargura, soledad y resentimiento. De ahí, la novela va regresando a distintos momentos de cada vida individual y familiar para ir reconstruyendo la historia y encaminarla al final. Por el camino, desde luego, vamos abarcando la amplitud y hondura de la división y el terror que asoló al País Vasco, y a toda España, durante décadas.

Fernando Aramburu (1959). Wikipedia.

La primera familia está compuesta por el Txato, un hombre de origen humilde (hasta los ocho años sólo habla euskera), que con base en el trabajo y la austeridad ha llegado a ser dueño de una próspera empresa de transportes. Está casado con Bittori y tienen dos hijos: Xabi, médico soltero, y Nerea, una mujer muy bella que ha tenido relaciones sentimentales muy complejas. La otra la conforman la pareja de Joxian, un obrero de fundición apocado y callado, cuyas únicas aficiones son su huerto, la bicicleta y el bar, y Miren, una mujer amargada y dominante, frustrada por la estrechez económica y la falta de ambición de su marido. Tienen tres hijos: Arantxa, paralizada por una embolia a los treinta y tantos; Joxe Mari, etarra; y Gorka, un chico apacible, homosexual e intelectual. En realidad, los dos polos de la acción están en las madres de familia; llama la atención su personalidad, pues ambas son celosas, posesivas y agrias, tanto con maridos como con hijos e incluso nietos. Son el sostén emocional de sus familias, no necesariamente para bien, aunque debe decirse que Bittori tiene un agravio tangible, mientras que los de Miren son imaginarios.

San Sebastián. www.forbes.com

El suceso central, que conocemos desde un principio, es el asesinato del Txato en 1991, ejecutado por un comando de ETA tras meses de acoso, amenazas, extorsiones y pintas murales con su nombre. ¿Por qué no ha huido? En la respuesta está la clave de la tragedia: porque las acusaciones no tienen fundamento. El testarudo Txato tiene razón. Es vasco como el que más (curioso, muchos etarras no hablan euskera) y lo que tiene lo ha logrado trabajando duro. Incluso paga la primera extorsión, pero se rehúsa a ser rehén de unos terroristas que se han arrogado el derecho de decidir quién es vasco y quién no y que, más que la independencia, buscan establecer un estado totalitario.

Pakito y Santi, líderes etarras. www.heraldo.es

Durante décadas, las dos familias han sostenido una estrecha amistad. Los dos hombres salen a los recorridos ciclistas de fin de semana y luego toman unas copas en la taberna; el Txato ayuda a Joxian, económica y moralmente, con su huerto. Las dos mujeres se van de paseo a San Sebastián cada sábado, los hijos han crecido juntos. Pero Joxe Mari se ha hecho etarra e incluso se sospecha su participación en el asesinato, un crimen doblemente monstruoso dada la cercanía con el muerto que, cuando Joxe Mari era niño, le compraba golosinas. Es imposible exagerar el dolor que causa la traición. Es tal el clima de terror provocado por ETA, que desde la campaña de hostigamiento las familias se retiran el habla por iniciativa exclusiva de Miren. La mujer, lejos de reprender a su hijo por unirse a los terroristas, se radicaliza al descubrir súbitamente lo que antes no parece haber percibido, es decir la opresión del estado español sobre los vascos. Hay sólo un problema con esta visión: si bien pudo haber tenido fundamento bajo el régimen franquista, para los años de 1990 todo eso había quedado atrás. ETA siguió aterrorizando y matando cuando el País Vasco gozan de prosperidad y amplias libertades. En las partes que relatan las andanzas de Joxe Mari, Aramburu nos presenta a varios lideres de ETA, como Pakito, tal como eran: sicópatas sangrientos enloquecidos por la ideología. Xabi, el médico que le dice a su hermana: “Yo no debo ser feliz” tras el asesinato de su padre, explica a ETA brillantemente: “Si no hace daño no es, no existe, no cumple ninguna función… la máquina del terror, una vez que ha cogido velocidad, no se puede detener”. El asesinato destroza la vida de todos, como vamos viendo paulatinamente.

Atentado ETA. www,elmundo.es

En 2011, ETA anuncia que deja las armas. En ese momento Bittori, que ha vivido en San Sebastián desde la tragedia, decide volver al pueblo. Lejos de ser bien recibida, sus paisanos le dan la espalda y la culpan de remover viejas heridas. El cura de la aldea le pide que no vuelva, pero su respuesta es incontestable: es su pueblo, es su casa, y la agraviada es ella. La excepción es Arantxa quien, a pesar de sólo mover los párpados y los dedos, insiste en conversar (vía su iPad) cada día con Bittori cuando la asistente la saca a pasear a la plaza. Arantxa jamás aprobó a ETA ni a su hermano, y es la única que pide perdón y mantiene el contacto. Miren odia a Bittori como si ella misma fuera la víctima, y adora patológicamente a su hijo asesino. Joxian se sume en la soledad y la tristeza tras la muerte de su mejor amigo, pero es pusilánime y se pliega a la dictadura de su mujer. Gorka simplemente huye. Nerea va de cama en cama y Xabi se tortura.

www.ondacero.es

La carrera de Joxe Mari, finalmente encarcelado, es una ilustración escalofriante de las simas en que se pueden hundir la psique que se rinde a la ideología, a la esclavitud mental y emocional, al ansia de pertenecer a una tribu, al odio adquirido de fuentes imaginarias. Es el horror.

¿Hay reconciliación posible? De eso va la novela, de escarbar en el infierno buscando una pepita de humanidad. Una novela dolorosa pero necesaria, casi diría imprescindible y, por si fuera poco, con enorme calidad literaria.

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