
Los lugares de nuestras vidas: Las Escaleras de Strudlhof, de Heimito von Doderer.
Esos lugares que quedaron en nuestra memoria, en los que se selló nuestro destino…
En este espacio comparto textos que he escrito a lo largo de los años, además de artículos e ideas recientes.
Esos lugares que quedaron en nuestra memoria, en los que se selló nuestro destino…
Sin duda, muchos gobernantes populistas de hoy, tiranos o aspirantes a serlo, encontrarán justificación en El Príncipe (los que lean, que tal vez no son muchos). Se pensarán a sí mismos, con una sonrisa de orgullo, como «maquiavélicos». No podrían estar más equivocados: como en pocas ocasiones en la historia (los 1930, por ejemplo), la actual necesita regresar al pensamiento republicano de este pensador y practicante de la política. Maquiavelo debe experimentar un nuevo Renacimiento.
POESÍA REUNIDA. Ida Vitale. Tusquets. México, 2019 (1949-2015). Edición de Aurelio Major. 491 pp. Ha sido un gran hallazgo la poesía vital, hermosa, variada y refinada de esta, afortunadamente, longeva uruguaya. Esta buena edición tiene la peculiaridad de retroceder en el tiempo, desde sus poemas sueltos de 2015, hasta su
Es fácil, en la Toscana, jugar a que se ha viajado en el tiempo. A pesar de los automóviles y los edificios modernos, los rasgos dominantes del paisaje han estado ahí durante muchos siglos: las suaves colinas cubiertas de viñedos y olivares y las torres de piedra que sobresalen de los cerros en cuyas cimas los etruscos construyeron sus ciudades-fortalezas defensivas.
En el principio fueron los dioses y los héroes; eran sujetos de sus favores o venganzas, simples mortales: pastores, agricultores y los primeros mercaderes. Guerreros también, muchos guerreros, y doncellas más o menos desvalidas. Poco a poco aparecen los artesanos: herreros, carpinteros (alguno padre putativo de un dios-héroe), tejedores y otros, pero casi siempre en calidad de actores de reparto.
La literatura también se desplazó al frente. Estuvo en las trincheras, encarnada en autores ya formados que debieron desplegarse o en soldados que acabarían escribiendo a partir de esa experiencia. Y estuvo fuera del campo de batalla, pero impactada de tal forma por el conflicto, devorada con tal celo, que no tuvo más remedio que referirse a ella.
Al avanzar por las calles y plazas de esa Alejandría, la que retrata Lawrence Durrell en su famoso Cuarteto, surge constantemente la tentación, la necesidad urgente de presentarse físicamente con la guía de lugares en la mano y poner los pies sobre las huellas de Darley, Justine, Nessim, Balthazar… Una
Apuleyo, El asno de oro,Club internacional del libro,Madrid, 1999. Entre las tinieblas de mi memoria flota una imagen: saliendo de cierta ciudad, dos amigos se detienen para beber de un arroyo. Al agacharse uno de ellos, de pronto se le abre una herida en el cuello, de la que brota
Las desgracias mayúsculas parecen demandar grandes causas. En el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, este sugestivo ensayo destaca el peso de las pasiones, los caprichos, el azar y las intransigencias en la historia y pondera los efectos que tuvo esa conflagración en el devenir del siglo XX y en el presente de la humanidad.
“No debe ser casualidad que Moby Dick haya tenido que esperar hasta la época de las vanguardias para ser apreciada con justicia.”